martes, 23 de febrero de 2010

Amor de madre.

Buenas tardes a todos y todas, a los que hayan nacido en viernes y a los Argentinos.... a quien les pido que cuiden de nuestros chicos, Alfonso y Elena que van en misión cultural a esas lejanas tierras... si les dan problemas me llaman que yo les meto en cintura!!!!

Hace unas semanas publicamos un post en el que bromeábamos sobre los regalos horrorosos que nos caían en navidad y las distintas posibilidades que había para deshacerse de los mismo.

Ese post, generó un desasosiego en una de nuestras más afamadas lectoras, que es madre, y por lo tanto interesada en el asunto. Desubicada me mandó un recadito a través de su Paladín, su santo esposo, quien me reprendió por haber ofendido a las madres en general, y en particular a la "Madre que me pario"

José Luis me echó un guante a la cara y nos batimos en duelo a muerte por tamaña ofensa... el problema fue que ninguno de los dos había traído la armadura y el caballo, y tampoco teníamos ganas de morir... así que lo dejamos en una disculpa y una cerveza que es más civilizado!

Esta semana y como redención a mis pecados, quiero loar a esas señoras que nos aguantan con resignación cristiana, LAS MADRES!!!!

La suya no lo sé, pero mi madre es cojonuda!!!

Desde el mismo día que me pario mi madre viene cuidando de mi, protegiéndome y apoyándome en todo lo que hago, incluso cuando me equivoco, sin hacer ningún comentario al respecto.... (y no se rían)

Sí, es cierto que cuando un hijo se equivoca ahí está la madre para recordarte que ya te lo había dicho ella, pero una madre lo hace siempre con la mejor de las intenciones... que aprendas y sepas manejarte por el mundo cuando ellas no estén ahí para cuidarnos.

Una madre es esa señora tan amable que te plancha las camisas cuando hace 10 años que vives sólo, esa señora que se presta siempre a coserte un botón, a llenarte el Tupper de lentejas o a cuidarte a los niños cuando quieres ir al cine.

Las madres son un poco cansinas en ocasiones sí, pero a quién llamamos cuando tenemos que sorprender a una chati y no recordamos cómo se hacía el Roastbeef??? pues a mama!!!... quien de paso, nos recordará que seamos buenos y que hace tiempo que espera un nieto.... como hace la mía.

Hace unos días tuve un desgraciado accidente con una colcha que destiñó...

- OH DIOS MIO!!!, Y CÓMO LO SOLUCIONASTE????

Pues llamé a mi madre, quien rauda me dio la receta del éxito. Bien es cierto que yo no seguí sus instrucciones y me cargué la prenda en cuestión, pero eso es otra historia que ya les contaré el día en que me anime con un post al que titularé "Los hombres y la colada. Antagonistas o simple estupidez?"

Trato de pensar en la de cosas buenas que hace mi madre por mí y lo cierto es que la cabeza se me llena de detalles entrañables: Nos regalan cosas cuando nosotros siempre nos olvidamos de sus regalos. se encargan de torpedearnos las relaciones cuando ven que "esa chica no nos conviene" ... y bien que hacen!!! porque será modelo de lencería, pero tiene algo sucio en la mirada!!!!... y para colmo son el mejor remedio anti edad del mercado... vayan a ver a su madre y ella siempre les verá como niños.. aún con 53 años.

Las madres son las que mejor cocinan las croquetas, porque... quien no ha oído la frase "como las croquetas de mi madre, ninguna"... que uno se pregunta.... habrá una masa secreta que sólo conocen las madres?... cómo pueden coexistir tantas croquetas perfectas en un mismo lugar???? .... Habrá una madre que hace las croquetas para todas y luego las reparte para la cena???

Uno llega a esas edades en las que sus amigas comienzan a tener hijos... (ninguno mío por cierto) y poco a poco ves en ellas esas actitudes que siempre has visto en tu madre. Ante la eterna preocupación de la madre choca ver la constante indiferencia de los padres que, sin dejar de querer a sus hijos son un poco más como un instructor de los boinas verdes... dejan al niño sin comer y el pañal lleno de mierda para que aprenda algo de supervivencia!!! ... Sé de una madre que dejó a su hija con el padre dos días y cuando regresó, la niña se había comido a los gatos y las plantas del vecino.

Como madre no hay más que una, les aconsejo que la cuiden. Es posible que les regale innumerables barbaridades en navidad, pero piensen que nunca se olvidan de ustedes. Es posible también, que se pasen el día diciéndoles cómo vivir su vida, pero sepan, que serán las primeras en apoyarles cuando los problemas vengan. Denles amor y cariñines a porrillo, una flor de vez en cuando y esa llamada que hoy no le han hecho... a ustedes siempre les cogerá el teléfono.

Sean buenos y recuerden sonreír!!!

A ser felices

madre

PD: La semana que viene el post se retrasará que tenemos oposición... y estas cosas es mejor estudiarlas un poco.

domingo, 14 de febrero de 2010

Nada que decir

Así, con una sonrisa y sin hacer ruido, tal cual vivió, se fue.

El sábado le vi por última vez. Estaba postrado en una cama, con los dolores que sólo pueden imaginar los pacientes de Cáncer y todo lo que decía, muy de vez en cuando, era un discreto "ay". Porque así era él, no quería molestar a nadie.

Vivía de la palabra, de la risa y de la vida que le infundían sus hijas. Sonriendo le conocí y sonriendo me dijo Adiós. Tenía la esperanza de poder volver a verle en Marzo, pero lo suyo fue un "hasta siempre, ha sido un placer, aquí te dejo mi sonrisa, que es lo más preciado que tengo, lo que doy a todo el mundo".

Así se marchó, tomando sus propias decisiones, ya cansadito de tanto médico, quimioterapias y esas historias. Me lo dijo hace unos meses en una de esas charlas que teníamos. "yo lo que quiero es marcharme cuando me canse, pero sin dramas, que he vivido muy feliz"

Ocho años hacía que le conocí. Don Juan Rivera, Juanito. Pertenecía a su tierra, a Paterna. Era de sus Acequias, de su Malpaso, de su familia, sus libros y la buena conversación. De la más alta de las cunas. No la que se gana por derechos de nacimiento, sino la que se gana viviendo; la de ser amigo de la gente, la del saber llenar un espacio, la de su enorme sonrisa.

Era nueve del dos de este año diez. Tenía sesenta y ocho veranos, el amor de su familia, mucho vivido y el mundo lleno de amigos. ¿Qué más puede pedir un hombre que sólo aspiraba a vivir y dejar vivir?

Me quedo con su energía, su sentido del humor y sus ganas de charlar. Con la hija que me prestó, el cariño que me dio y la tierra que me descubrió. Con todo eso me quedo que no es poco. Una familia en la que me acogió, las partidas a las cartas, sus trampas, que alguna hacía, y su manía de no tomarse nada en serio, sobre todo a sí mismo.

Siempre pensé, que mi padre y él habrían hecho grandes migas. Por campechanos, por castellanos, aunque de distintas Castillas, por saber hacer de sus vidas algo grande. Igual ahora están de tertulia, intentando Juanito, como buen Cartesiano, convencer a San Pedro y a todos los presentes, de la poca lógica que tienen eso de la religiones... pero sin tragedias, que si no estás de acuerdo conmigo, una sonrisa y tan contentos.

Y aquí termino estas líneas, sin dramas, sin plétoras, con todo mi amor, agradecimiento y con la más sincera de las sonrisas. Porque de estar aquí conmigo, le quitaría hierro al asunto, haría una broma y sonreiría, con esa cara suya de haber hecho una travesura... el tomarse un poco menos en serio, las cosas de la vida.

martes, 9 de febrero de 2010

lunes, 1 de febrero de 2010

El libro de lo vivido.

Enfermedades hay muchas. Todas son jodidas, a nadie le gusta sentirse hecho un asco. Las hay que duran siete días con fiebre, dolor muscular y mal estar general. Esas son las más comunes. Las hay que duran una tarde y te pasas 6 horas sentado en el retrete o con la cabeza metida en el… buscando una manera de sacarla cuanto antes.

Hay enfermedades muy crueles, como el cáncer, que te mina poco a poco la moral, las ganas de vivir y la convivencia con los seres queridos. El cáncer, que cada vez se extiende más y más. A todos nos ha tocado de una manera u otra. Algún amigo, que con 31 años nos dejó, apenas sin haber podido emitir una queja por lo injusto de la situación. Algún padre, que nos dio la vida pero nos la cambió al verlo apagarse. O algún familiar cercano, que sobrevivió… Porque del cáncer se sale, no siempre, pero se sale.

Hay también enfermedades que sin llamarse cáncer son igual de crueles, como el Alzheimer, la peor de las demencias que pueden afectar al ser humano.

Nuestras vidas son como álbumes de fotos. Están llenas de recuerdos. Al contrario que los álbumes de fotos familiares, el de nuestra memoria está plagado de buenos y malos momentos. Tanto los buenos como los malos forman al individuo, ya que el valor de un recuerdo y la capacidad transformadora que tiene sobre las personas es directamente proporcional al valor emotivo de la experiencia que lo forma. Así, un hecho dramático se graba en nuestro álbum de la vida con la misma fuerza que el nacimiento de un hijo.

Estamos hechos de recuerdos, y sin recuerdos no somos personas. Somos lo que recordamos y también lo que olvidamos, ya que el olvido es una capacidad importantísima de la memoria y de la evolución del individuo. Al Alzheimer se ceba en esos recuerdos, en ese preciado álbum de fotografías que es nuestra memoria. Como un censor, el Alzheimer va destruyendo cada uno de los recuerdos que han modelado nuestra vida y nuestro carácter. Comienza con recuerdos pequeños, poco emotivos, pero no tarda en ir arrancando páginas y páginas de el más maravilloso de los libros, El libro de lo vivido.

Imagínense perder al primer amor, al segundo y al tercero. Perder el día en que conociste a tu mujer, o el día en que nació tu primer hijo. Imagínense perder la habilidad para tocar la guitarra, o a tu mejor amigo. Olvidar el nombre de tus hijos, el tuyo propio, y no reconocer a quien tienes a tu alrededor…

Arrancar páginas del Libro no es sólo olvidar un hecho concreto, es olvidarnos a nosotros mismos, ir desapareciendo a poquitos y ser, cada día, un poco menos tú.

Existen todo tipo de enfermedades. Casi siempre son molestas, muchas veces crueles.

Existen enfermedades que afectan a una persona, como los Hemorroides o el codo de tenista. Que afectan a un grupo de personas, la familia generalmente, como el cáncer, el Alzheimer, o una enfermedad mental. Pero también existen enfermedades que nos afectan globalmente, como la pobreza, la deshumanización o la guerra.

Los peores males, a mi juicio, son los que afectan al corazón. La enfermedad del miedo a vivir, la enfermedad de no saber vivir, la enfermedad del no querer escribir El libro.

El enfermo de cáncer, el de Alzheimer, el de esquizofrenia o el que tiene VIH han de convivir con su enfermedad y luchar por cada instante que les queda, saboreando cada minuto de cada día. Así lo hacen, y cada uno de ellos imparte lecciones magistrales desde la cama de un hospital sobre cómo aprovechar el momento.

Qué excusa tienes??? 

No hay peor enfermedad que tener salud y miedo a vivir.