lunes, 12 de enero de 2009

La línea dormida

Hace ya tiempo que ando buscando una salida.

Es por eso que un buen día decidí no continuar viaje y parar en este área de descanso en que me encuentro, estirando las piernas, llenando los pulmones de aire limpio y ventilando el alma como las madres ventilan las casas los sábados por la mañana.

Y aquí sigo, dándole vueltas a las mismas cosas de siempre, buscando respuestas a las preguntas que todos nos hacemos. ¿Cómo ser feliz?, ¿qué es lo realmente importante en esta vida? ¿hacia dónde me dirijo? ¿Llevo tanto tiempo viajando que ya no recuerdo mi destino? ¿Disfrutar del viaje o hacerlo lo más corto posible para disfrutar al llegar a puerto?.... ¿Dónde diablos está Teruel?

Mientras paseo poso mi vista sobre la punta de los zapatos y luego me fijo en el horizonte. Respiro profundo y me doy cuenta de que siempre pienso lo mismo cuando miro esa lejana línea de meta que es el horizonte. Desde que tengo conciencia de viajar y decidir en cada cruce la dirección a seguir, miro el horizonte y siempre lo siento lejos y hermoso. Luego, sin que apenas me de cuenta las metas lejanas se van acercando y ya no parecen tan hermosas o fantásticas. Entre suspiro y suspiro el lejano futuro es presente. El horizonte ya no es tal y se transforma en una parada en el camino o en un bosque por el que pasamos a toda prisa sin fijarnos siquiera. En esos momentos ya no pensamos en el horizonte alcanzado y nos cegamos con otra meta que tampoco apreciaremos cuando hayamos alcanzado.

No sé si a alguno de vosotros os ha pasado, pero aquí paseando y tomando el aire me doy cuenta de que a mí sí que me ha ocurrido, no siempre, es verdad, pero sí en alguna ocasión. Un poco indignado con mi penosa actitud y en parte entristecido por no haber disfrutado de ciertas etapas de mi viaje hago el firme propósito de no buscar horizontes y disfrutar del actual paisaje.

Quién sabe, igual la salida no está en el lejano horizonte.

2 comentarios:

aguiwaka dijo...

¿Sabes qué es lo más curioso?

Según la geometria descriptiva (perspectiva) cualquier recta se prolonga hacia el infinito por ambos extremos, y como por cada lado se prolonga al mismo sitio (al infinito) realmente las rectas son curvas.

Cuando miras hacia el horizonte, a ese punto de fuga que está en el infinito, sin darte cuenta estás mirando el mismo lugar donde estás en ese momento.

Solo que estás tan lejos (y tan cerca) de ti mismo que no puedes verte.

Veinte dijo...

Hay que ver lo que aprende uno contigo Javi. Me encanta eso de que al mirar el horizonte te estas viendo a ti mismo. muy lindo!