El mundo se mueve frente a ti. Apenas digo ahora, ya es luego. Un parpadeo, un instante, movimiento a mi alrededor.
La brisa en las cortinas, un avión arando el cielo, tu boca mientras duermes y la casa que se encoje.
Se mueven mis pensamientos; el pasado no deja de recordarme lo aprendido, y el presente se transforma incansablemente en pasado, sin haber existido nunca. Se mueve el futuro, que viene, que viene. Se mueve a velocidades pasmosas y no da tiempo, no da tiempo.
Se mueven las sociedades, las culturas. Se mueven esos señores que siembran los noticiarios de titulares. Se mueve el consumo, el mercado, la bolsa y los tipos de interés. Ahora bajan o suben, ya ni me acuerdo. Se mueven las cifras del paro, la intención de voto, la deuda y las crisis.
Se mueve la comunicación, la telecomunicación y la comunicación no verbal. Se mueve la tecnología, crece la curiosidad y a veces la perdemos. Se esconde, perezosa, hasta que la encontramos, la recuperamos.
Se mueven mis músculos, protestan mis tripas. Se mueve el Orbicular, el Buccinador y el Cigomático; la risa y la sonrisa, la carcajada y la risilla. Sonrío.
El apetito sexual, los penes, las vaginas, las perversiones y millones de espermatozoides... excepto si lo tienes vago, entonces también se mueve, pero menos.
La cultura, si sabes mirar, también se mueve. El museo, la galería, el arte contemporáneo, el arte antiguo. Se mueven las fiestas, las amistades peligrosas y los intereses particulares y el dinero de mano en mano. Se crean ídolos y se destruyen otros. Se mueve el Arte, que es redefinido, retocado, rediseñado, arreglado, restaurado, transformado, manipulado.
Se mueven las líneas que dibujan los principios morales, las creencias religiosas, la metafísica.
Se mueve el sol, y la tierra bajo mis pies, la vida, en definitiva.
Anda, se desliza, se zarandea, se agita, se sacude, se desplaza, se menea, corre.
Move your live.