domingo, 7 de marzo de 2010

De cartón piedra.

Buenas tardes.

Últimamente estamos un poco sueltos en esto de escribir. Nos sentamos delante del portátil y comenzamos a teclear sin parar. Lo que hace tiempo que no hacemos es dar una de nuestras sesudas reflexiones sobre la vida y nuestro papel en ella. De un tiempo a esta parte nos perdemos más en las típicas tontunas, que en sentar cátedra. Como la cabra siempre tira para el monte y el pedante que llevo dentro lucha por salir, hoy domingo he estado preparando un montón de proyectos nuevos y retomando algunos viejos aún por realizar. Es el caso de un viejo proyecto relacionado con los No-Lugares.

El término no-lugar lo acuñó el antropólogo francés Marck Augé, (recomendable el libro que les pincho) para referirse a todos esos lugares transitorios por los que discurrimos sin apoderarnos de ellos y con tan poca importancia que no pueden ser considerados como lugares. Un no-lugar sería por ejemplo una autopista, una habitación de hotel, un aeropuerto o un supermercado. Espacios que nos son ajenos y por los que simplemente transitamos.

De los No-Lugares siempre me ha interesado precisamente eso, lo ajenos que son a las personas, la deshumanización. Hay artistas que buscan en estos espacios precisamente lo contrario. Autores que se apoderan de los No-lugares para metamorfosearlos en espacios más cálidos, más humanizados, en lugares a fin de cuentas.

Es el caso de una fotógrafa bien conocida por muchos de ustedes, Paula Anta. Si bien mi interés fotográfico en estos espacios difiere mucho del que Paula les asigna, siempre me ha parecido interesante el concepto de apoderarse de un espacio, hacerlo tuyo.

Cuando llegué a mi piso no había un solo mueble, no había nada. Cuatro paredes delimitaban las habitaciones y la luz entraba por las ventanas, sin cortinas, sin nada que le confiriese humanidad o cierta calidez al apartamento. Lo primero que hice aquella noche de mudanza fue sacar las fotografías de mis seres queridos, poner mis plantitas en su sitio e ir colonizando el espacio, frio y estéril, para hacerlo mío.

Ese mismo principio se lo planteó Paula Anta hace años, cuando decidió conquistar una serie de No-lugares , que le eran habituales, para sí misma. Recuerdo que se hizo con un sofá de su casa, una lámpara y una fotografía enmarcada y los plantó en una parada de autobús junto con una pequeña mesa de camilla. En apenas 20 minutos tenía ocupado un espacio público impersonal y lo había hecho suyo.

En su proyecto Journal de Hotel el planteamiento es diferente. Por circunstancias de la vida la fotógrafa pasó una época viajando por todo el mundo y alojándose en algunos de los mejores hoteles.

Las habitaciones de hotel son también No lugares de lo más interesante. Por ellas pasan miles de personas, todas de viaje, todas duermen, todas se duchan. Muchas de esas personas se tumban en la cama a charlar por teléfono, leen en el excusado alguna revista, o gozan de las caricias de un desconocido. Todo eso son acciones muy privadas, muy personales. Normalmente hacemos esas cosas en casa, en los lugares más íntimos y personales. Es por eso que los Hoteles son No-lugares un tanto especiales, ya que intentamos convertirlos, como ya hiciera P. Anta con las paradas de autobús en espacios más familiares, más nuestros.

Pequeñas cosas bastan para lograr este fin; una fotografía, una revista que normalmente leemos en casa o la cámara de fotos. Con poca cosa podemos transformar los No-lugares en Lugares.

Mi interés no obstante se centra en los No-lugares sin manipular, todo lo fríos e impersonales que sea posible. Los aeropuertos, las lavanderías, el túnel de lavado, las gasolineras, los portales, los supermercados, etc.

Todos ellos son espacios por los que pasamos a diario muchas personas y todos ellos son ajenos a nosotros mismos, no tienen vínculo con las personas.

Habrá quien me diga ahora que un portero de una finca pone bonitas plantas en la entrada de la misma, o que los aeropuertos también tienen plantas como hacía yo con las mías al aterrizar en la nueva casa. Hay no obstante una gran diferencia entre las plantas que se ponen en una oficina, aeropuerto o un portal y las que ustedes plantan, cuidan y miman en casa. Da igual lo verdes o bonitas que sean, en un portal, un aeropuerto o una oficina las plantas se transforman en mobiliario, en un objeto más… quizás porque a nadie le importan o simplemente porque son fagocitadas por la frialdad del No-lugar.

Es cierto también que en una portería o una gasolinera se generan pequeños lugares personalizados. Sirvan como ejemplo la caseta del portero o la caja de la gasolinera, donde esa hermosa chica nos atiende con su enigmática sonrisa, flanqueada quizás, por un par de tímidas fotos de la familia, una hermana o una despedida de soltera con las amigas…

Pero no se dejen engañar, el No-lugar sigue presente aún rodeando esa pequeña isla que alguien hizo suya, tal cual hice yo con el despacho nuevo, poniendo fotografías, colgando un marco o con una plantita a la que le está costando mucho adaptarse. Aún así, eso no son más que intentos banales de conquistar un lugar que no nos pertenece, que no pertenece a nadie. Un espacio ajeno al tiempo, al ir y venir de las personas que un día duermen en sus habitaciones, lavan el coche o cruzan con prisa para salir a la calle y coger el primer taxi que pasa… No-lugares.

Prefiero los lugares. Los espacios donde habitan las personas, la gente, con sus colchas horrorosas, sus figuritas de Lladró (también horrorosas) o sus plantas medio muertas. No obstante, me apasionan los No-lugares; por la ausencia de vida, la quietud de sus rincones, la geometría de las cosas y lo poco que nos exigen. Nuestras vidas están plagadas de ellos y no nos damos casi cuenta. Son como la escenografía de una representación teatral, lugares de mentira, de cartón piedra, construidos alrededor de las personas para que no veamos al tramoyista.

Un beso y mucho azul!!!

PD: otro libro muy recomendable que me está gustando mucho. BARLEY, Nigel. El antropólogo inocente. Ed. Anagrama. Barcelona. 1989.

11 comentarios:

aguiwaka dijo...

Sinceramente, la unica gracia d los nolugares es q son un proyecto x construir, como una página en blanco. Es un mundo d posibilidades esperando. Y lo unico q les hace llamativos son las posibilidades q se nos ocurren a cada uno, cuando pasamos por ellos, d apropiarnos temporalmente d ellos vistiendolos d nuestros deseos. Somos unos cabrones. Llegamos, les damos esperanzas d q podrian convertirse en un lugar, y les abandonamos. El ser humano.

aguiwaka dijo...

Se me ha ocurrido que se puede resumir como un "nolugar" se convierte en un "lugar" mediante esa apropiación del ser humano:

Va un perro y mea en una esquina.

PD: lo siento, pero es q no puedo evitar ser irónico, ya sabes mi opinión sobre los temas de los nolugares, etcétera.

Veinte dijo...

je je....

cómo te echo de menos amiguete!!!

un abrazo

aguiwaka dijo...

Esto es un post para los que leen el Cuturillas:

ACOJONADOS!!! ¿Es q no hay huevos para escribir? ¿Vais a dejar que vuestro amigo escriba su blog y no le vais a poner nada? ¿Acaso su amistad no merece dedicarle unos segunos?

Sois unos perracos :P

PD: aguiwaka destroller

Veinte dijo...

Eso!!!

Haced caso al señor serio!!

Vergüenza me da que sólo escribais cuando doy caña.... qué pasa cuando me pongo redicho???

a ser felices.

Vanesa dijo...

ummmm...
Es que leer vuestros comentarios amorosos entre ambos... es más divertido que poner un comentario!
Si es que se os veía venir!

Anónimo dijo...

Vayaaaa, donde estaba yo metida que me lo estaba perdiendo? Tienes razón, Vane, cuanto amor hay aquí... En cuanto al tema del post, permitidme que os cuente lo que me dijo uno de ellos en una ocasión: “No somos los espacios, sois vosotros ,humanos urbanicolas, sois vosotros los que no existís, los que no vibráis y los que pasáis desapercibidos para nosotros... de tanto fagocitaros a vosotros mismos habéis dejado de sentir, os habéis ido enfriando hasta la congelación… nosotros, sin embargo, estamos abiertos a la comunicación pero estáis tan acostumbrados a no existir que al final ni siquiera los espejos os reflejan (son grandes amigos nuestros). Y porque no reconocerlo, nosotros os cautivamos, os dejamos sin palabras, os lo damos todo y no os pedimos nada, os abrimos nuestras entrañas y os prestamos a nuestras musas, os guardamos los secretos y siempre , siempre estamos esperando vuestro regreso”.
fatu

Veinte dijo...

Hoy no he visto ballenas... mi gozo en un pozo!!!... y van dos!!!

Vane, lo mio con javi es platónico sólamente... tiene el culo muy peludo y no me va.

FAtu, me ha gustado tu texto, deberías escribir mas a menudo, pero algo que no sean amenazas de muerte, me dan mucho miedo!

Un beso isleño. Mañana regreso al profundo sur.

A ser felices!!!

Anónimo dijo...

Muuuuuuuuuuuuuchas gracias, Veinte.

Y...no tengas temor, no se me ocurriria dejar pruebas tan evidentes...

faTu

aguiwaka dijo...

Sisi... platónico... un dia contare AQUI algo sobre un trio... :P

Vanesa dijo...

je, je
Fatu, me gusta! os escribes un blog y me pasas la dirección para seguirte o Borja, con el permiso de su amor peludo, nos presenta.

Javi, venga, venga, detalles de ese trio.

Muak

Vanesa