domingo, 22 de marzo de 2009

Paginas en blanco

Esta ha sido una semana diferente. Primero porque hemos tenido dos magníficas visitas de las que te dejan buen sabor de boca en cada rincón de la casa y segundo porque una extraña sensación de inquietud nos ha estado rondando todo el día.

Hoy no quiero contarles tonterías de las mías sino un par de reflexiones de las que ya hemos hablado en más de una ocasión; la identidad.

Identidad es una palabra que se utiliza un poco a la ligera, y muy de moda en boca de los artistas plásticos y creadores de cualquier tipo. Identidad, humanidad, personalidad son conceptos que inquietan al hombre desde el principio de los tiempos. Si aún hoy, miles de años después del primer Homo Sapiens nos inquieta este tema es porque no hemos logrado alcanzar una respuesta satisfactoria a la pregunta..... y qué pregunta es esa?

¿Qué nos define como personas?

En mi opinión, nuestros recuerdos, la capacidad de aprender de ellos y la absoluta dependencia de ellos.

Hace apenas un mes tuve el privilegio de participar en un proyecto del Hospital Virgen de la Arrixaca con un grupo de pacientes de Alzheimer y doce alumnos de la facultad de Bellas Artes.

Si bien mi participación fue meramente organizativa y todo el trabajo lo hicieron un grupo de magníficos voluntarios pude ver desde la comodidad del patio de butacas, una confirmación constante de lo que nos hace ser como somos, nuestros recuerdos.

EL proyecto consistía en juntar por grupos, a dos alumnos de Bellas Artes con un paciente de Alzheimer para que este les contase, con la excusa de las fiestas populares murcianas, sus recuerdos de juventud o niñez en torno a las fiestas de primavera. Los alumnos debían ir dando forma de ilustración a los recuerdos de los pacientes.

Durante diez sesiones los chicos pasaron una hora y media con los pacientes escuchando sus historias, preguntándoles por la casa del pueblo, los músicos que su madre alojaba en fiestas, el manto de la virgen o la decoración de los balcones. Ellos, los pacientes, revivían un poco cada día, y se notaba claramente la mejoría y la alegría a medida que se ejercitaban las neuronas y los recuerdos iban fluyendo por su sangre. Era como ver un bloc cuyas páginas en blanco van redibujando la vida de alguien, una mágica sensación que me recordaba al laboratorio fotográfico, cuando, por arte de magia, la imagen va apareciendo en el revelador a medida que pasan los segundos.

El Alzheimer es sin duda una enfermedad cruel. No te quita sólo la vida físicamente hablando, sino las vivencias, los recuerdos en los que basamos nuestra humanidad y por lo tanto nuestro más preciado tesoro.

En mi vida he convivido muy de cerca con enfermedades puñeteras. El Cáncer ha tocado de lleno mi familia como tantas otras, pero la experiencia o los recuerdos vividos no se han visto alterados por esa enfermedad. Entendiendo que toda enfermedad tiene un antes y un después y si bien el camino marcado por el cáncer es jodido la identidad del paciente no se ve alterada y por lo tanto, fallece con sus recuerdos de la infancia o el primer beso a su pareja aún en los labios…

Obviamente no es mi intención echar una carrera a ver qué enfermedad de las muchas de este mundo es más o menos cruel, pero viendo a una pareja de amigos que he tenido en casa esta semana jugar con su hija, me imagino lo doloroso que debe ser ir perdiendo cada uno de esos momentos que hemos ido guardando estos días.

Cada instante importante que vivimos en nuestra vida va configurando nuestra identidad, nuestro retrato. Da igual si se trata de la muerte de un ser querido o un dulce e inesperado beso un miércoles por la tarde ya que, si lo recordamos, pasará a formar parte de nosotros, sumándose a otros muchos momentos decisivos, dolorosos o divertidos, que nos han hecho tal y como somos.

Disfrutemos de los recuerdos de un amor roto, de un viaje por Italia, un padre fallecido o de la visita de unos amigos. Capturemos cada sonido, cada olor y cada sensación interesante que queramos añadir a nuestro particular álbum de recuerdos. Tenemos la responsabilidad de recordar, de ir dibujando en cada página en blanco, pues somos nuestra memoria y sin nuestros recuerdos no somos nada.

Un beso a todos y con especial cariño a todos los recuerdos de mi vida.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Borja. Me han encantado todos los post de tu blog, en especial ése en el que hablas de tus alumnos (aunque yo ya no lo sea). Tengo que decirte que la misma sensación que tenías tú, la teníamos todos nosotros... curiosidad, impaciencia pero sobre todo ilusión y ganas por que una nueva clase empezara... me acuerdo lo chafados que nos quedamos cuando nos enteramos de que ya no nos ibas a dar más clase en lo que quedaba de curso (aunque fuera poco, pero como ya te digo, tus clases eran únicas). No creas que te estoy haciendo la pelota, eh? :) Espero con impaciencia el próximo post. Un bacio grande grande da Firenze!

Anónimo dijo...

PD: Espero que el año que viene vuelvas a hacer el proyecto de los ancianitos con Alzheimer...

Veinte dijo...

Hola guapa. Da gusto saber de ti de nuevo y más para regalarme el oído de tamaña manera. No puedo escribir en rojo pero lo estoy. Espero que te guste lo que voy dejando por aquí y que te animes siempre que puedas a comentar que es en lo que mis lectores fallan un poco salvando a los de siempre claro. Al resto.... Que les corten la cabeza!!!!

Un bacio grandote para ti también!!!

Lo de los ancianitos creo que quieren repetirlo antes de un año... contaré contigo seguro.

aguiwaka dijo...

Curioso. Preguntas sobre qué define la identidad, y tu propio "nick" es el nombre de una exposición con la que definías tu identidad... ¿Paradojas?

Yo no quiero ser mis recuerdos, no quiero que me definan. Niego tu definición de identidad.

Yo no soy por lo que recuerdo, soy por mis acciones. Soy lo que he hecho, soy mis amigos.

Cuando el traidor recuerdo abandone mi cuerpo y deje en su lugar al maldito Alzheimer o a su primo Senilidad, yo seguire siendo (sin saberlo) todo lo que soy, porque soy la definición de la gente que me rodea.

Lo malo es que la gente muere... y según me hago mayor, mi gente desaparece, se aleja, muere... y yo dejo de ser yo poco a poco.

PD: uno de los MEJORES (con mayusculas) comics que he leido en mi vida es precisamente sobre el Alzheimer: Arrugas

http://www.astiberri.com/ficha_prod.php?cod=arrugas

Veinte dijo...

Pedazo de comic "arrugas" ya lo he leído y regalado. En cuanto a tu comentario no te quito la razón en que somos todo nuestro pasado y todas nuestras experiencias, además de todos nuestros seres queridos. Una cosa no quita la otra a mi entender. El mejor retrato de una persona podría hacerse como bien sabes con imágenes de su gente pero no sólo de la actual, sino de la que está en los recuerdos también.

Un beso muy fuere y TE RECUERDO, que a pedante no me gana nadie. Cuando tu manchabas tus pañales con pedantería yo ya te ligoteaba con las chatis haciéndome el interesante así que no pretendas superarme joven Padawan.

I love you!!!!